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Manejo no quirúrgico de la afaquia congénita

La ausencia de cristalino en el paciente pediátrico genera un desenfoque marcado de la imagen, que puede llevar a consecuencias devastadoras, como la discapacidad visual permanente por ambliopía profunda. Esta alteración puede ocurrir por trauma, extracción de catarata congénita o ausencia de formación del cristalino en el período embriológico, específicamente entre la cuarta y quinta semana del desarrollo embrionario.

Una falla en el proceso de inducción de la placoda del cristalino puede originar afaquia primaria congénita. Esta condición es tan grave que puede estar asociada a otras malformaciones, como la aplasia del segmento anterior. En otros casos, se produce una reabsorción del cristalino en el periodo perinatal, como respuesta a un desarrollo incompleto. Cuando la afaquia es secundaria, suele asociarse con defectos moderados y un pronóstico visual ligeramente más favorable.

Entre las causas más comunes de afaquia pediátrica están la cirugía por catarata congénita, la ectopia lentis (desplazamiento o dislocación del cristalino) y algunas condiciones congénitas que impiden el desarrollo adecuado del cristalino. Frente a esta realidad, el abordaje no quirúrgico constituye una alternativa viable en muchos casos. ¿Qué ventajas y desventajas implica esta opción?

Anteojos, ventajas y desafíos

Esta opción suele indicarse cuando el paciente no es apto para la cirugía de implantación de lente intraocular (LIO) o cuando no es posible adaptar lentes de contacto (LC). La corrección en anteojos, con lentes denominados afáquicos ofrece ventajas como un menor costo y mayor facilidad de uso, especialmente en bebés pequeños y para sus padres o cuidadores, cuando se comparan con LC o con la implantación de LIOs. Aparentemente esta facilidad de uso favorece la adherencia al tratamiento, que es crucial en la prevención de la ambliopía o en la rehabilitación de la misma.

Sin embargo, también presenta limitaciones relevantes. Debido a su alto poder positivo, estos lentes son gruesos en el centro, lo que produce macropsia y puede interferir con la visión estereoscópica, afectando así la efectividad del tratamiento de la ambliopía cuando esta se presenta. En casos de afaquia unilateral, una diferencia que sea superior al 8 % en el tamaño percibido de las imágenes (aniseiconia) impide la fusión binocular a nivel cerebral.

Además, se han descrito efectos ópticos como el escotoma anular y la distorsión periférica en forma de almohadilla. Aunque no afecta la visión directamente, la apariencia aumentada de los ojos puede preocupar a los padres por su posible impacto social.

También es importante considerar el peso de los lentes, ya que podría ocasionar alteraciones morfológicas en un rostro que está en desarrollo. Se debe evitar ejercer presión sobre el puente nasal para prevenir deformaciones.

Lentes de contacto afáquicos: una opción eficaz desde la infancia

Los LC representan otra alternativa no quirúrgica eficaz para corregir la afaquia congénita, incluso en los primeros meses de vida. Entre sus ventajas están la mejora en la calidad de la imagen retiniana, mayor campo visual, menor peso y reducción de la aniseiconia. Por ello, son recomendables tanto en afaquia unilateral como bilateral.

Entre los materiales disponibles en LC para estos niños están los elastómeros de hidrogel de silicona y los rígidos gaspermeables (RGP). Gracias a los avances tecnológicos, existen modelos de uso prolongado de hasta 30 días, con alta permeabilidad al oxígeno (hasta 340 unidades Barrer de Dk), lo que disminuye la necesidad de inserciones diarias y mejora la comodidad.

Aunque existen LC blandos con curvas base como 7.5, 7.7 y 7.9 mm, pueden resultar limitados para adaptarse a las córneas de los lactantes. En cambio, los LC RGP tienen una alta variedad de diseños y pueden ser completamente personalizables, lo que permite una adaptación más precisa y la corrección de astigmatismos asociados a la hipermetropía elevada. Es importante resaltar que este tipo de lentes requiere experiencia del adaptador para definir correctamente todos los parámetros que permitirán el posicionamiento, visión y confort adecuados.

Reflexión final

El abordaje no quirúrgico de la afaquia congénita requiere compromiso, conocimiento y seguimiento por parte de los profesionales de la salud visual. Su intervención es clave para seleccionar el dispositivo óptico más adecuado y así evitar un desenlace desfavorable en el desarrollo visual del niño. La detección oportuna y la adaptación precisa pueden marcar la diferencia entre alcanzar una visión funcional o enfrentar una limitación visual permanente.

Adaptado de:

1. Ahmed K, Lau CKK. Correction of Pediatric Aphakia. Vol. 8, Advances in Ophthalmology and Optometry. Elsevier Inc.; 2023. p. 45–58

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