Cuando se trata de salud visual en la infancia, la elección de unas gafas va mucho más allá de la simple corrección óptica. Para los niños, las gafas son parte de su identidad cotidiana: influyen en su confianza, su integración social y hasta en la forma en que se perciben a sí mismos. Por eso, la tarea de profesionales y ópticas consiste en encontrar un equilibrio entre función clínica, durabilidad y atractivo estético.
Uno de los principales retos es vencer la resistencia inicial que muchos pequeños —y sus padres— sienten hacia las gafas. La moda puede convertirse en una aliada estratégica. Diseños coloridos, inspirados en personajes conocidos o en tendencias juveniles, contribuyen a que el niño vea las gafas no como un aparato médico, sino como un accesorio divertido que le da personalidad.
De acuerdo con Timeless Glasses, “para los niños, que se encuentran en una etapa de formación, la percepción que tienen de sí mismos depende en gran medida de su apariencia, la cual se ve influenciada por su ropa, accesorios y, sí, por la montura de sus gafas. Unas gafas adecuadas pueden hacer que un niño se sienta seguro y con estilo, mientras que una elección incorrecta puede generar inseguridad o incomodidad”. 1
Sin embargo, la estética por sí sola no basta. En el entorno pediátrico, la función es innegociable. Monturas hipoalergénicas, resistentes a golpes y caídas, con bisagras flexibles y materiales ligeros, marcan la diferencia en la adherencia al uso. Además, los diseños deben considerar la ergonomía: puentes adaptados a rostros pequeños, varillas ajustables y estabilidad en el movimiento, de modo que el niño pueda jugar, correr o practicar deporte sin incomodidad.
En 2025, las colecciones infantiles están marcadas por tres grandes tendencias. La primera es la inspiración lúdica, con monturas que incluyen colores vibrantes, transparencias y combinaciones bicolores que transmiten energía y dinamismo. La segunda es la funcionalidad deportiva, con diseños flexibles y resistentes pensados para niños activos que requieren estabilidad y seguridad durante la actividad física. Y la tercera es la personalización creciente, con modelos que permiten cambiar varillas, agregar clips solares o incorporar detalles decorativos que el niño puede elegir según su estado de ánimo o actividad.
Y es que, según Timeless, “desde un punto de vista psicológico, el concepto de autoeficacia influye en cómo los niños perciben sus gafas. Cuando se sienten con la capacidad de elegirlas, desarrollan un sentido de autonomía que contribuye a su autoestima. Las investigaciones han demostrado que permitir que los niños participen activamente en las decisiones que afectan su apariencia les brinda mayor confianza. El proceso de elegir monturas se convierte en una celebración de la individualidad, en lugar de una fuente de ansiedad”. 1
Es por eso, que el profesional de la salud visual, el desafío está en comunicar a los padres la importancia de integrar estos factores. No se trata solo de corregir la visión: elegir unas gafas adecuadas puede impactar positivamente en el rendimiento escolar, la autoestima y la calidad de vida.
En definitiva, las gafas pediátricas son un punto de encuentro entre moda y función. Bien seleccionadas, cumplen con la misión clínica de corregir, pero también abren la puerta a que el niño se sienta seguro, aceptado y orgulloso de su estilo. El rol del profesional y de la óptica es asegurar que esta experiencia sea positiva, integral y duradera.
Referencias:
TimelessGlasses. ¿Cómo afectan los marcos de gafas de los niños a la autoestima? 2025. Disponible en www.timelessglasses.com
