La humanidad ha estado expuesta a cambios de luz: del amanecer al mediodía, de la sombra al sol. El ojo posee mecanismos propios de adaptación, pero en la vida moderna estos ajustes, no siempre son suficientes.
Hoy se pasa en segundos de interiores iluminados artificialmente a exteriores con radiación solar intensa; las personas conducen bajo condiciones lumínicas cambiantes (túneles, reflejos, luces artificiales), la exposición acumulada a radiación UV y luz azul-violeta es mayor por la urbanización y el tiempo extendido al aire libre y frente a pantallas. Por eso, aunque el reto de la variabilidad lumínica es tan antiguo como la humanidad, la vida moderna lo intensificó y obligó a desarrollar una tecnología óptica que complemente los mecanismos naturales: la fotosensibilidad en los lentes.
Un poco de historia
Los primeros lentes fotocromáticos surgieron en los años sesenta con los PhotoGray de Corning, fabricados en vidrio con haluros de plata que se oscurecían con radiación ultravioleta. Aunque pesados y de activación lenta, marcaron el inicio de una tecnología que en los años ochenta pasó a plásticos como el CR-39 y luego al policarbonato, hasta llegar a las generaciones actuales, más ligeras, rápidas y capaces de responder a luz visible.
Esta evolución no solo supuso un cambio en materiales y velocidad de respuesta, sino también en la manera de entender la práctica clínica. Los lentes fotocromáticos dejaron de ser una curiosidad tecnológica para convertirse en una herramienta que reduce la fatiga visual, protege frente a radiación dañina y ofrece mayor seguridad en escenarios tan exigentes como la conducción o las transiciones rápidas entre interiores y exteriores.
Procesos y avances en fotosensibilidad
En la actualidad, la fotosensibilidad se desarrolla principalmente en materiales orgánicos, donde las moléculas fotocromáticas se integran mediante diferentes procesos:
• La imbibición, que introduce los pigmentos en la matriz del lente.
• El recubrimiento superficial, aplicado como una capa fotosensible externa.
• La polimerización en masa, que incorpora las moléculas directamente en la resina durante su fabricación.
• Recientemente, se investigan alternativas como los nanocompuestos y los materiales híbridos orgánico-inorgánicos, que buscan mejorar la velocidad de activación y aclarado, la estabilidad térmica y la capacidad de respuesta a longitudes de onda de la luz visible, ampliando así la eficacia de esta tecnología en distintos escenarios clínicos y ambientales

Dentro de estas tecnologías, Transitions™ se ha convertido en un referente al perfeccionar procesos como la imbibición y el Trans-Bonding™ —empleado en materiales donde la imbibición no es sencilla, aplicando la tecnología fotocromática en la superficie del lente—. Estos avances garantizan uniformidad, rapidez de activación y compatibilidad con otros tratamientos ópticos. Su aporte ha sido decisivo para consolidar la fotosensibilidad como una tecnología confiable en la práctica clínica y un estándar dentro de las soluciones oftálmicas contemporáneas.
Fotosensibilidad y polarización: un camino hacia la complementariedad
La variabilidad lumínica y el deslumbramiento son dos de los principales retos visuales en la vida moderna. La fotosensibilidad permite que los lentes se adapten progresivamente a los cambios de luz, mientras que la polarización bloquea los reflejos que interfieren con la percepción. Su integración en un mismo diseño representa un avance decisivo, al ofrecer protección frente a la radiación y el deslumbramiento, reducir la fatiga visual y mejorar tanto el contraste como la comodidad en distintos entornos luminosos.
Durante años, ambas tecnologías avanzaron de manera paralela: una para bloquear el deslumbramiento y otra para gestionar la adaptación a la luz.
Sin embargo, unirlas en un solo lente no fue un proceso sencillo. La combinación de una lámina polarizada uniforme con moléculas fotocromáticas reactivas planteaba retos de fabricación, estabilidad y durabilidad. Superar esas limitaciones exigió investigación y nuevos procesos de integración, lo que permitió crear lentes capaces de ofrecer, en una sola superficie, la protección selectiva contra reflejos y la adaptación progresiva a la luz. En los desarrollos más avanzados, esta unión se traduce en lentes que recorren una gama funcional de tonos: claros, como el verde oliva, que optimizan el contraste en días nublados; intermedios, como el cobre, que reducen el deslumbramiento en la conducción y facilitan la lectura de señales; y oscuros, como el marrón, que filtran la luz intensa en exteriores y disminuyen la exposición a radiación azul. Incluso, algunos diseños logran activarse detrás del parabrisas, un diferencial frente a los lentes fotosensibles convencionales.
Un ejemplo representativo de esta integración es Transitions™ Drivewear®, desarrollado por Younger Optics en colaboración con Transitions Optical, que combina de manera simultánea polarización y fotosensibilidad. Su capacidad para adaptarse tanto dentro como fuera del vehículo, junto con el bloqueo activo del deslumbramiento, lo convierten en un referente de esta nueva categoría de lentes adaptativos.
Referencias
• Buch R, Rah MJ, Gifford P, Dillehay S. Unexpected vision performance with photochromic contact lenses. J Optom. 2023;16(2):161–168.
• Suzuki S, Nishikawa Y, Nakazawa N, Kuroda T, Sakamoto Y. Visual performance of photochromic contact lenses under various conditions. J Clin Med. 2023;12(23):7417.
• Kamiya K, Ayatsuka Y, Ikeda A, Iijima K, Kobashi H, Shimizu K. Visual performance and subjective satisfaction of photochromic contact lenses in daily life. Ophthalmol Ther. 2022;11(2):729–738.
• Gatinel D. Light polarization and glare: clinical implications for vision and optical design. Eye Vis (Lond). 2020;7(1):1–8.
• https://www.transitions.com/es-co/descubra-por-que/the-technology/photochromic-tech/
• www.youngeroptics.com/ES/Drivewear




