La rehabilitación visual de pacientes con córneas irregulares ha estado históricamente asociada al uso de lentes rígidos gas permeables y, más recientemente, a lentes esclerales. Sin embargo, la tecnología contemporánea ha ampliado el panorama clínico con el desarrollo de lentes de contacto blandos especializados, optimizados para manejar irregularidades corneales con resultados cada vez más predecibles.
En un programa de IACLE transmitido por el canal de YouTube Franja TV, el Dr. Fernando Rodríguez, especialista en contactología de Ecuador, expuso los pilares que sostienen esta evolución: materiales con alta transmisión de oxígeno, diseños capaces de neutralizar aberraciones de alto orden y protocolos rigurosos de selección del paciente. Estas innovaciones no solo los posicionan como una alternativa viable, sino como una herramienta terapéutica moderna alineada con las necesidades actuales de la práctica clínica.
Evolución y fundamentos de los lentes blandos especializados
Comprender el origen y la base biofísica de estos dispositivos es esencial para el contactólogo que busca integrar nuevas tecnologías con criterio clínico.
– De los primeros reportes a los materiales de alto rendimiento
Aunque los primeros reportes sobre lentes blandos para queratocono surgieron entre 2006 y 2007, sus ventajas ópticas estaban limitadas por la baja transmisión de oxígeno (Dk/t) de los materiales disponibles. La preocupación por la hipoxia en córneas ya comprometidas restringía su utilidad.
El escenario actual es distinto. Los avances en polímeros han permitido alcanzar valores de Dk/t superiores a 100, superando el umbral fisiológico necesario para un uso seguro. Con ello, el lente deja de ser una solución transitoria para convertirse en un dispositivo estable y clínicamente confiable.
– Mecanismo de acción: por qué funcionan
Los lentes blandos especializados combinan varias características de diseño que explican su eficacia:
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Espesor central aumentado: con zonas ópticas entre 300 y 600 µm, el lente genera un efecto de enmascaramiento que regulariza la superficie óptica sin sacrificar confort, ya que la periferia conserva un perfil propio de un lente blando convencional.
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Control de aberraciones de alto orden: la superficie anterior está diseñada para minimizar aberraciones como el coma, una de las causas principales de mala calidad visual en queratocono.
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Mejoras en sensibilidad al contraste: el diseño óptico optimiza el rendimiento visual en condiciones de baja iluminación, un desafío común en pacientes con ectasias.
La efectividad clínica de estos mecanismos depende, sin embargo, de una selección precisa del candidato.
Protocolo de adaptación: la clave del éxito clínico
El Dr. Rodríguez enfatiza que la selección del paciente es el factor más determinante para lograr buenos resultados. La adaptación de este tipo de lentes requiere un enfoque técnico distinto al de los lentes convencionales.
– De la curva base a la altura sagital
El método clásico basado en la curva base es insuficiente para córneas irregulares. La adaptación moderna se orienta hacia el análisis de la altura sagital, un parámetro que describe la profundidad corneal sobre una distancia fija. Este enfoque, semejante al utilizado para lentes esclerales, permite un ajuste más preciso, estable y centrado.
– Criterio primario: clasificación de Belin/Ambrósio
La clasificación Belin/Ambrósio constituye el estándar actual para estadificar el queratocono y determinar la viabilidad de uso de lentes blandos especializados. Integra:
1.Curvatura anterior.
2. Curvatura posterior.
3. Espesor corneal y su progresión.
4. Mejor agudeza visual corregida.
Con base en esta clasificación, la mayor predictibilidad se observa en grados 2 y 3. El grado 4 representa un desafío por la magnitud de la deformidad y suele requerir alternativas más rígidas.
– Criterio secundario: geometría del cono
La morfología del cono también determina el pronóstico:
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Cono oval: el escenario ideal; los lentes logran buen centrado y regularización óptica.
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Cono en pezón: menor éxito; la irregularidad localizada supera la capacidad óptica del lente.
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Cono globoso: la zona ectásica supera la óptica del diseño, dificultando la corrección.
Esta evaluación combinada permite construir el perfil del candidato adecuado y reducir la tasa de fallos.
Aplicaciones clínicas específicas
La versatilidad de estos lentes va más allá del queratocono primario y abarca situaciones postquirúrgicas y ectasias menos comunes.
– Córneas post-anillos intraestromales
En pacientes con anillos, especialmente asimétricos, estos lentes ofrecen una doble ventaja: corrigen la miopía residual elevada (6–7 D) y neutralizan aberraciones de alto orden persistentes. Su diseño permite mejorar la calidad visual sin los problemas de centrado que presentan otras alternativas.
– Degeneración marginal pelúcida
Su mayor diámetro contribuye a un centrado estable en córneas con ectasia periférica inferior. Mientras que los lentes rígidos suelen descentrarse, los blandos especializados complementan la adaptación neurosensorial del paciente y ofrecen buena agudeza visual funcional.
– Manejo post-trasplante y consideraciones sobre PIO
En pacientes post-queratoplastia con PIO elevada o borderline, estos lentes evitan el incremento adicional de la presión asociado a los lentes esclerales (3–4 mmHg). Son, por tanto, una estrategia segura cuando existe riesgo para el nervio óptico, sin disminuir su valor como herramienta de rehabilitación visual.
Consideraciones prácticas y proyección futura
El éxito de la adaptación también depende de aspectos logísticos y del contexto tecnológico en constante evolución.
– Modalidad de reemplazo
Por tratarse de dispositivos hechos a medida, el reemplazo más frecuente es anual. En algunos casos puede ser trimestral, aunque el proceso de manufactura e importación —particularmente en países como Ecuador— limita intervalos más cortos.
– Hacia la personalización total
El futuro de esta tecnología se orienta hacia tres tendencias:
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Diagnóstico más precoz: la combinación de tomografía y biomecánica ha redefinido la prevalencia del queratocono (1/300–500), permitiendo intervenir en etapas menos avanzadas.
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Lentes personalizados por topografía: la tendencia regional, ejemplificada por la experiencia de la Dra. McDonald en Argentina, apunta hacia lentes 100% personalizados según la superficie corneal del paciente.
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Materiales con “súper Dk/t”: nuevos polímeros y biopolímeros asegurarán aún menos riesgo de hipoxia, liberando al clínico para priorizar la calidad óptica.
Conclusión
Los lentes blandos especializados para córneas irregulares han consolidado su posición como herramientas terapéuticas de alto valor clínico. Su implementación demanda rigor, análisis topográfico avanzado y colaboración estrecha entre optómetras y oftalmólogos.
En este escenario, el optómetra emerge como el profesional clave para la rehabilitación visual. Su capacidad para seleccionar al paciente adecuado, interpretar la tomografía corneal y aplicar protocolos de adaptación es lo que permite transformar la tecnología en resultados funcionales.
La invitación para los profesionales es clara: mantenerse actualizados, explorar estas alternativas con una mente abierta y aprovechar el potencial cada vez más amplio que los lentes blandos especializados ofrecen para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
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