
Editor del Área Control de Miopía
Cuando se habla de control o manejo de la miopía, la atención suele centrarse en medir los resultados de las intervenciones que existen. Todo dirigido, primordialmente, a medir el efecto del tratamiento evaluando la longitud axial y/o la refracción del paciente, valorando así cómo o cuánto control se ejerce para disminuir la progresión de la miopía en un periodo determinado. Sin embargo, rara vez se considera el impacto que tienen estos tratamientos en el grosor de la coroides. Surge entonces la pregunta: ¿existe una relación entre ciertas intervenciones y cambios en el grosor de la coroides?
Se ha sugerido que la coroides desempeña un papel en el desarrollo del error refractivo y en el proceso de emetropización en los seres humanos. Sabemos que el adelgazamiento de la coroides se ha asociado con la miopía y su progresión, sin embargo, no se ha encontrado una correlación entre el espesor coroideo y el error refractivo. Mientras que la efectividad de las intervenciones ha sido ampliamente demostrada, su efecto sobre la coroides continúa siendo motivo de debate.
En los últimos años, el conocimiento sobre la coroides en el ojo humano se ha expandido drásticamente gracias a los avances en la tecnología de OCT, que permite visualizar esta estructura en vivo. Una importante revisión sistemática y metaanálisis (Int J Ophthalmol, Vol. 16, No. 3, Mar.18, 2023) señala que, al analizar la relación entre la edad infantil y el grosor de la coroides, se observa que este tiende a aumentar desde esta edad hasta la adolescencia en niños normales sin error refractivo. En contraste, algunos estudios sugieren que los niños miopes presentan una coroides más delgada en comparación con los no miopes, lo que refuerza la hipótesis de que esta capa desempeña un papel importante durante el desarrollo y la progresión de la miopía.
El espesor coroideo se perfila como un posible biomarcador del crecimiento ocular: un crecimiento ocular más rápido se asocia con el adelgazamiento coroideo, mientras que un crecimiento ocular más lento se vincula con el engrosamiento de la coroides a lo largo del tiempo.
Finalmente, en este reporte concluye que intervenciones de control de miopía como la ortoqueratología (OK) y la combinación de OK con atropina se asocian con un aumento del grosor coroideo. Por supuesto más estudios serán necesarios para ampliar este tema, sin embargo, el impacto en la coroides con estos tratamientos es real y clínicamente relevante.




