Los lentes cambiaron nuestra concepción de mundo a partir del año 1.600, pues gracias a su uso se logró tener una percepción y cognición de cómo son y funcionan realmente las cosas. Dos ejemplos para ilustrar el cambio de paradigmas; Galileo al combinar diferentes poderes de lentes a diferentes distancias, logró armar un telescopio para observar puntos remotos fuera de la atmósfera del planeta tierra y Leeuwenhoek bajo un esquema similar logró construir un microscopio, ambos permitieron observar un mundo antes invisible. Sus descubrimientos cambiaron las creencias, sacudieron imperios y doctrinas.
En el año 2019, 400 años después, los lentes oftálmicos continúan cambiando la perspectiva del mundo de cada individuo pues le ofrecen una representación tridimensional de los objetos, causando un impacto positivo en su vida cotidiana. Pero no siempre a través de los lentes oftálmicos logramos la claridad y transparencia con que esperamos mejorar la visión de nuestros usuarios, pues depende de un acertado diagnóstico, pronóstico y conducta inherentes al éxito del profesional y por tanto la satisfacción del paciente.
La literatura describe el lente como un pedazo de vidrio, plástico u otro material transparente, limitado por dos láminas (superficies paralelas o no), usado en cámaras, gafas y equipos, que hace que los objetos parezcan más cerca, más grandes, más lejos, más pequeños, distorsionados, fuera de lugar aparente, en foco o alterando propiedades y produciendo fenómenos luminosos con el color y el contraste.
Aunque desde el punto de vista del consumidor, cuando busca anteojos para prescripción óptica, su énfasis está en el diseño, referencia de moda y estilo de vida que le ofrece el marco, la esencia radica en los lentes, pues serán estos los que mayor satisfacción aportarán a esta combinación. Claro, no quiero desmeritar la oportunidad que abren los marcos para sumar al producto final.
Creo que hay una decisión por entender los lentes, pero muy poco interés en estudiar lo fundamental, la luz. Esta produce la visión por eso es tan importante entenderla bajo los conceptos de la óptica geométrica, física, oftálmica, fisiológica y cuántica. Aunque suene teórico y nos regrese a muchos a las aburridas clases de la universidad, entender la luz en estas áreas nos permitirá hacer análisis y recomendaciones profesionales y efectivas de lentes oftálmicos que serán llevados día a día delante del rostro de las personas. Nos permitirá programar la organización de la luz cuando se usan lentes graduados, gafas de sol, filtros, lentes ocupacionales, lentes especiales para militares y un sinfín de alternativas que puede abarcar el profesional de la visión para procurar calidad y cantidad visual, así como bienestar para los usuarios. 
Esta es el inicio de una columna dedicada a reflexionar sobre la importancia de la óptica oftálmica en la vida de la población, acerca de los fundamentos de los lentes oftálmicos, su evolución, análisis de casos y también una propuesta para estimular la comunicación entre colegas, compartir información que sea de utilidad e intercambiar casos.



