Durante años, hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo en el manejo y control de miopía en menores de edad. Esa tendencia es comprensible, ya que la evidencia clínica muestra que la progresión de la miopía es significativamente más rápida antes de los 12 años. Obviamente el hecho de intervenir a temprana edad resulta más eficaz para controlar la progresión y prevenir complicaciones que podrían derivar en un deterioro visual severo en la edad adulta.
De acuerdo con el reporte de COMET Group en 2013, aproximadamente el 50 % de los miopes se estabilizan entre los 15 – 16 años, el 77 % lo hace a los 18 años, el 90 % a los 21 años e inclusive el 96 % a los 24 años. Estos datos nos indican que solo la mitad de los pacientes miopes dejan de progresar a los 15 años de edad, lo que implica que el otro 50 % continúa con un aumento gradual de la longitud axial más allá de esa edad.
Aunque la tasa de progresión en adultos jóvenes tiende a ser menor, lo cual es una ventaja, pero es importante reconocer que existen excepciones: algunos pacientes pueden presentar una elongación ocular significativa fuera de los patrones esperados.
Hoy existe consenso en que los cambios en el estilo de vida, especialmente el aumento en las actividades de visión próxima, influyen en la progresión de la miopía en adultos jóvenes. No hay evidencia que sugiera que los mecanismos que impulsan la progresión difieran sustancialmente entre niños y adultos, y, de hecho, las intervenciones disponibles han demostrado tener niveles de efectividad similares en ambos grupos etarios.
En el manejo clínico de los adultos jóvenes miopes cuando acuden por primera vez con una miopía baja, se recomienda prescribir la corrección óptica adecuada, medir la longitud axial y establecer una vigilancia periódica. Si en un periodo de 6 a 12 meses se observa una progresión igual o mayor a 0.50 D, se debe considerar intervenir de inmediato. Por otro lado, si tenemos un adulto joven, de primera vez, con miopía alta, yo recomendaría intervenir de forma inmediata. Importante mantener la vigilancia de la elongación del globo ocular, parámetro que nos indicará el control del tratamiento elegido.
Recordemos que un manejo efectivo de la progresión de la miopía es un proceso a largo plazo. No podemos asumir que la progresión se ha detenido solo por el hecho de que el paciente tenga más de 16 o 18 años. Las visitas de seguimiento deben mantenerse, para tomar decisiones oportunas que garanticen una atención integral y proactiva.
José Luis Monroy, OD
Editor del Área de Control de Miopía




