La elección de una montura no es solo una decisión técnica o funcional. Para muchos pacientes, representa una extensión de su identidad, un accesorio que llevarán todos los días y que, además de corregir su visión, comunica quiénes son. En este contexto, el profesional de la salud visual está llamado a ejercer también un rol de asesor de imagen, guiando la selección de monturas que armonicen con el color de piel, el cabello y la personalidad del usuario.
Según Yuly Giraldo, asesora de imagen personal, el impacto de la estilización depende del público objetivo que se tenga previsto. “En tu marca de ópticas estás vendiendo lujo, o estás vendiendo cercanía, o estás vendiendo poder, ¿qué estás vendiendo para que así mismo uno se vista y, de acuerdo a eso, vestir según objetivos?”, afirmó frente al papel de los lugares especializados.
Frente a este conjunto de características, fue creado el Visagismo por el estilista Claude Juillard, un enfoque de análisis estético y comunicación visual que busca resaltar la belleza individual, basándose en un conjunto de técnicas que permiten estudiar en detalle las formas, proporciones y líneas del rostro, con el fin de adaptar el maquillaje y el estilo a la morfología facial y al tono de piel de cada persona.

Es así, como el tono y el subtono se han convertido en elementos clave para identificar qué colores de montura resultan más favorecedores.
Y es que, en términos generales, se puede hablar de pieles de subtono cálido, frío o neutro, y cada una responde mejor a ciertos matices:
- Subtonos cálidos (amarillentos o dorados): se complementan con colores tierra, dorados, verde oliva, coral y tonos ámbar.
- Subtonos fríos (rosados o azulados): lucen mejor con colores plateados, azul marino, borgoña, violeta o negro.
- Subtonos neutros: permiten mayor flexibilidad y suelen aceptar bien monturas tanto cálidas como frías, dependiendo del contraste buscado.
Por tanto, el contraste también importa, es decir, piel clara con cabello oscuro permite jugar con colores intensos, por ejemplo, mientras que una combinación de piel y cabello claros se beneficia de tonos suaves que no opaquen el rostro.
De acuerdo lo anterior, Yuly Giraldo recomienda que, “primero hay que identificar cuál es el estilo del cliente para, así mismo, poderle ofrecer según el estilo, y es que tenemos siete estilos universales: natural, clásico, elegante, romántico, creativo, dramático y seductor”.
El cabello como marco natural

El color del cabello refuerza la armonía o el contraste con la montura. Los profesionales pueden guiarse por algunas reglas generales:
- Cabellos rubios o ceniza: combinan bien con monturas pastel, tonos rosados, grises o azules claros.
- Cabellos castaños o cobrizos: aceptan tonos cálidos como marrones, verdes musgo o dorados.
- Cabellos oscuros o negros: contrastan bien con monturas intensas como rojo, púrpura, azul oscuro o metálicos brillantes.
- Cabellos grises o blancos: permiten propuestas elegantes en tonos fríos, como azul marino, borgoña o incluso transparentes.
No solo armonía: también personalidad
El color comunica emociones. Por eso, más allá de las recomendaciones por tono de piel o cabello, el asesoramiento debe considerar la personalidad del paciente:
- Extrovertidos y creativos: pueden optar por colores vivos o combinaciones atrevidas.
- Reservados o tradicionales: prefieren tonalidades sobrias, neutras o metálicas.
- Ejecutivos o profesionales: buscan equilibrio entre sobriedad y elegancia, con propuestas como azul marino, vino tinto o negro mate.
Este tipo de orientación no reemplaza el criterio clínico, sino que lo complementa. Un profesional que conoce la fisiología ocular, pero también domina principios de colorimetría y Visagismo, está mejor preparado para entregar una experiencia de valor, personalizada y diferencial.




