HomeLentesLentes Oftálmicos¿Lo más delgado posible? Claves para optimizar el diseño de lentes oftálmicos

¿Lo más delgado posible? Claves para optimizar el diseño de lentes oftálmicos

En la práctica diaria de muchas ópticas y laboratorios, una frase se repite con frecuencia en las órdenes de trabajo: “Dejar lo más delgado posible”. Aunque bien intencionada, esta solicitud suele estar desconectada de las variables técnicas que realmente determinan el espesor de un lente oftálmico. Como señala la optómetra Juliana Cadavid, con amplia experiencia en laboratorios ópticos, el resultado final no depende de una sola decisión, sino de un conjunto de factores clave: prescripción, material, índice de refracción y, especialmente, la montura.

Clasificar para optimizar

El punto de partida es clasificar adecuadamente la prescripción:

  • Baja (±2.00D): no hay mayor problema de espesor y existe libertad en la elección de montura.
  • Media (±2.25 a ±4.00D): comienzan a verse comprometidos los espesores, especialmente si no se elige bien el armazón.
  • Alta (mayor a ±4.00D): se requiere una estrategia de diseño integral para contro70lar el espesor.

Cómo estimar el espesor: un ejemplo práctico

Para facilitar la toma de decisiones, la Dra. Cadavid propone una “fórmula mental” basada en policarbonato (base 70 mm) el material que más vende. Explica que, en policarbonato, cada dioptría tallada añade aproximadamente 1,5 milímetros de espesor, por lo que un cálculo mental preciso evita sorpresas en laboratorio. 

Se toma como ejemplo la prescripción: -2.00 -2.00 x 180º 

  • Cálculo a 180° (meridiano horizontal):

Se toma el valor de la esfera (-2.00) y se multiplica por 1.5 mm.

Resultado: 3 mm de espesor en los bordes laterales.

  • Cálculo a 90° (meridiano vertical): 

Se suman algebraicamente esfera y cilindro: -2.00 + (-2.00) =4.00 D. Luego se multiplica por 1.5 mm.
Resultado: 6 mm de espesor en la parte superior e inferior.

Con esta información, conviene elegir una montura con altura vertical reducida, de modo que el lente se corte en una zona más delgada. Además, garantizar que el centro óptico coincida con la pupila, para minimizar los efectos prismáticos y asegurar un resultado estético y funcional.

Consideraciones según el eje del astigmatismo

  • Astigmatismos con eje horizontal cargan espesor en el eje vertical.
  • Astigmatismos contra la regla (eje a 90°) exigen cuidar especialmente la altura de la montura.
  • Esferas positivas con cilindro negativo pueden generar espesores centrales altos pero una periferia más estética.

Elegir mal la montura puede generar no solo un lente grueso y estéticamente incómodo, sino también efectos ópticos no deseados, como dispersión cromática, deformación en la percepción de los objetos e incluso prismas no intencionados.

El índice de refracción sí importa

Trabajar con índices altos permite reducir el espesor:

  • 1.67: reduce un 20% el espesor respecto al policarbonato.
  • 1.74: reduce hasta un 30% respecto al policarbonato.

Esto es especialmente útil en prescripciones altas, pero debe ponderarse con el número Abbe para no sacrificar calidad óptica. 

Lentes positivos: retos

  • Por calidad óptica, convienen materiales con buen número Abbe como el índice 1.60.
  • Se deben evitar montajes semiaéreos o con hilo, que exigen más espesor. Lo ideal: aros completos, preferiblemente de acetato.
  • Además, los diseños asféricos se imponen por su capacidad de disminuir aberraciones y ofrecer un acabado más estético, independientemente de la graduación.

El reto del consumidor

Uno de los mayores desafíos es el usuario que no está dispuesto a negociar la estética de la montura. Según la Dra. Cadavid, este tipo de decisiones sin asesoría técnica pueden generar reclamos posteriores: “Si le da gusto a su paciente, le está comprando un problema a su óptica”. La clave está en educar: explicar de forma clara las consecuencias técnicas de cada elección y guiar hacia un equilibrio entre diseño, funcionalidad y estética.

Conclusión
Más que escribir “lo más delgado posible”, el éxito radica en comprender, calcular y asesorar. La relación entre el laboratorio, el profesional y el usuario debe estar mediada por el conocimiento técnico y la capacidad de anticipar resultados ópticos y estéticos. Solo así se puede garantizar una experiencia visual satisfactoria y un producto de alta calidad.


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