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Plasticidad cerebral y rendimiento deportivo: entrenamiento visual con luz estroboscópica y sistema Okkulo

Sandra Medrano, OD. Docente-investigadora y coordinadora de la Especialización en Ortóptica y Terapia Visual. Facultad de Ciencias de la Salud, UniSalle. Editora del área de Entrenamiento Visual

El entrenamiento deportivo prolongado puede favorecer la plasticidad funcional y estructural del cerebro, especialmente en áreas relacionadas con el control motor, la concentración atencional y la regulación emocional. Resulta notable cómo los cambios en las propiedades neuronales influyen en las respuestas perceptivas y conductuales de los atletas. Este fenómeno, conocido como plasticidad, se ve potenciado por la exposición a entornos estimulantes, generando beneficios tanto en el rendimiento como en la adaptación del sistema nervioso. Dichos cambios incluyen modificaciones en la eficacia de las sinapsis existentes, la formación de nuevos contactos o la eliminación de conexiones previas, así como alteraciones en la arborización dendrítica o axonal. (1)

El entrenamiento visual es una vía para inducir estas modificaciones mediante estimulación externa, logrando que el cerebro del deportista adquiera nuevos aprendizajes, consolide habilidades previas y desarrolle otras dentro del contexto específico de su disciplina.

Diversos estudios respaldan la mejora del rendimiento deportivo a través del entrenamiento visual, que actualmente incorpora herramientas como dispositivos de estimulación visual, softwares especializados, realidad virtual y anteojos con efecto estroboscópico. (2)

En deportes dinámicos y de alta exigencia táctica, como los de equipo, es fundamental predecir con precisión la trayectoria y llegada de una pelota o balón. La evidencia sugiere que los atletas expertos presentan una mayor capacidad para esta anticipación3 y que, en general, los deportistas muestran habilidades visuales y visomotoras más desarrolladas que la población general.4,5 Esto ha motivado la inclusión del entrenamiento visual como una estrategia para optimizar el rendimiento atlético.

Entrenamiento visual deportivo con variación de luz

Luz estroboscópica: el entrenamiento visual estroboscópico con cristales líquidos se introdujo hacia 1995 en programas de alto rendimiento, con el objetivo de mejorar habilidades como la precisión en la fijación, la agudeza visual dinámica y la velocidad de adquisición de objetivos. (6)

En su versión más reciente, se ha implementado en anteojos de tecnología avanzada diseñados para optimizar la información visual antes de la supresión sacádica y fomentar sacadas más rápidas y precisas, junto con una mejor estabilidad de fijación. Así, cuando se reanuda el procesamiento visual, este se realiza a mayor velocidad y con mayor discriminación de detalles. Ver Figura 1.

 

Figura 1. Izquierda: Strobe Elite. Derecha: Strobe Pro

El principio de funcionamiento parte de la privación de luz en los conos, lo que provoca su entrada en un estado de adaptación, manteniendo abiertos los canales de sodio y liberando glutamato de forma continua. Al reintroducir la luz, se desencadena la cascada de fototransducción, cerrando los canales, hiperpolarizando la célula y modulando la señal visual. Debido a su rápida recuperación (respuestas iniciales entre 50 y 100 ms y picos entre 200 y 300 ms), los conos pueden procesar de forma eficiente estímulos intermitentes. Esta alternancia luz-oscuridad no solo estimula repetidamente la vía visual, sino que favorece la adaptación sensorial y optimiza el procesamiento cortical, contribuyendo a mejoras en velocidad de reacción, precisión y atención.

La exposición repetida a cambios rápidos de luz y oscuridad reduce la respuesta neuronal ante información redundante y aumenta la sensibilidad ante cambios relevantes. Este filtrado, que ocurre desde la retina hasta la corteza visual primaria y áreas superiores, mejora la relación señal-ruido. Además, la intermitencia sincroniza las redes neuronales en ventanas temporales específicas, fortaleciendo las conexiones implicadas en detección rápida y seguimiento visual. Se entrenan también circuitos de predicción y atención selectiva, con un predominio de la activación de las vías magnocelulares, especializadas en procesar información de movimiento, contraste y tiempo. Estas adaptaciones se han asociado con mejoras en deportes como hockey, fútbol y balonmano.

Nuevo método: Sistema Okkulo

El sistema Okkulo permite realizar ejercicios en entornos con iluminación controlada y materiales fluorescentes que ralentizan la respuesta del sistema visual. Al modificar la composición espectral y la intensidad de la luz, se altera la velocidad de procesamiento de los fotorreceptores.

La luz Okkulo de 365 nm es prácticamente invisible para conos y bastones; sin embargo, hace que objetos como balones emitan fluorescencia, permitiendo su visibilidad en condiciones de muy baja iluminación. En estas circunstancias, el procesamiento de los conos puede ralentizarse hasta 50 ms respecto a condiciones normales, mientras que los bastones pueden retrasar su respuesta entre 50 y 60 ms. En niveles de luz mesópica, este retraso puede reducirse a la mitad.

El resultado es un procesamiento visual más lento durante el entrenamiento, lo que obliga al jugador a reducir su tiempo de reacción y a recalibrar sus respuestas visuales y visomotoras para mantener un rendimiento efectivo.

Una primera investigación comparó este método con un grupo control expuesto a iluminación natural. Ambos grupos entrenaron en contexto deportivo durante seis semanas (2 sesiones por semana, 30 minutos cada una). (7) Ver Figuras 3 y 4.

Figura 3. Grupo de control.

Los resultados mostraron diferencias estadísticamente significativas en agudeza visual dinámica, tiempo de reconocimiento, tiempo de reacción sensorial, tiempo de reacción motora y percepción periférica.

Estos hallazgos invitan a los profesionales en Optometría a incorporarse en esta especialidad de terapia y entrenamiento visual, que ofrece una versatilidad considerable para trabajar con deportistas de todas las edades. Asimismo, motivan a seguir profundizando, desde la evidencia científica, en la relación entre el sistema visual y el rendimiento deportivo.

Referencias

  1. Sale, A., Berardi, N., & Maffei, L. (2014). Environment And Brain Plasticity: Towards An Endogenous Pharmacotherapy. Physiol Rev, 94, 189–234. https://doi.org/10.1152/phys
  2. Erickson. (2018). Optimizing Visual Performance for Sport. Advances in Ophthalmology and Optometry, 3(1), 1–19.
  3. Laby, D. M., Rosenbaum, A. L., Kirschen, D. G., Davidson, J. L., Rosenbaum, L. J., Strasser, C., & Mellman, M. F. (1996). The visual function of professional baseball players. Am J Ophthalmol, 122, 476–485.
  4. Lebeau, J. C., Liu, S., Sáenz-Moncaleano, C., Sanduvete-Chaves, S., Chacón-Moscoso, S., Becker, B. J., & Tenenbaum, G. (2016). Quiet eye and performance in sport: A meta-analysis. Journal of Sport and Exercise Psychology, 38(5), 441–457. 5. Mann, D. Y., Williams, A. M., Ward, P., & Janelle, C. M. (2007). Perceptual-cognitive expertise in sport: A meta-analysis. Journal of Sport and Exercise Psychology, 29(4), 457–478.
  5. Das J, Walker R, Barry G, Vitório R, Stuart S, & Morris R. (2023). Stroboscopic visual training: The potential for clinical application in neurological populations. PLOS Digit Health, 2(8), 1–20.

7. Rodrigues P, Woodburn J, Bond AJ, Stockman A, & Vera J. (2025). Light-based manipulation of visual processing speed during soccerspecific training has a positive impact on visual and visuomotor abilities in professional soccer players. Ophthalmic Physiol Opt. , 45(2), 504–513

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